Venice es un pequeño sueño tardío hecho realidad. A comienzos de siglo XX, en 1905, a un desarrollador, Abbot Kinney, se le ocurrió trazar la Venecia de América. En esa California que distaba de ser la quinta economía mundial aun, aparecía ese germen yanqui de copiar lugares únicos del resto del mundo (el máximo ejemplo son los hoteles de Las Vegas).
Pero la llegada del automóvil le quito protagonismo y factibilidad a esa idea y el proyecto cayo en desgracia. Incluso se comenzaron a rellenar los canales, lo que no se termino de hacer por la falta de presupuesto. Algo muy parecido a lo que contaba sobre la High Line aquí http://raspandoelmapa.com/2018/05/06/highline-la-evolucion-con-nombre-propio/
Renacimiento
Esa conjunción de ineficiencias permitió que finalmente, en la otra punta del siglo, comenzara a renovarse la infraestructura y se pusiera en valor esa zona. Pero décadas de abandono habían transformado en la zona en muy marginal, con drogadictos y hippies que añoraban los 60 pululando por sus playas.
Los nuevos desarrollos se van encargando de volverla mas amigable. Los canales hoy son un paseo único. No solamente hay pequeñas y hermosas casas, sino que son tan abiertas que uno puede claramente situarse en su imaginación dentro de ellas. Y la posibilidad de verlas tan fácilmente por dentro hace que todos se esmeren por decorarlas con buen gusto, en una suerte de competencia de ofrecer el mejor escenario.
La competencia de la singularidad se expande a los botes que cada tanto circulan.
El pasado aún mantiene su presencia
Los personajes pululan aun por el boardwalk. El Muscle Beach tiene un poco mas ordenado su gimnasio al aire libre que la vez que lo vi en 2008.
Un parque de rampas para skaters permite disfrutar sus habilidades desde un escenario protegido de cualquier percance para el espectador.
Las canchas de básquet tienen lo suyo.
Las sendas permiten otra competencia, la de quien toma el vehículo más particular.
Los negocios de baratijas se mezclan con los rooftop bars de moda.
Momento sublime
En mi primera visita me aloje en un apart que estaba sobre la playa (aun esta ahí) y no fue la mejor experiencia en ese momento. Hubiera preferido hacerlo no tan sobre la playa.
Pero hay algo que no tiene desperdicio y son sus atardeceres. En un día despejado, van pasando del amarillo, al anaranjado para terminar en azul, antes de que la noche llegue.
Y si tenes suerte, hay una batucada o algo así, para despedir el finde.
Seguramente, muchos dirán que ya no es lo mismo. Que el toque jipon era único y que el desarrollo le hizo perder su esencia marginal. Pero convengamos, hoy todavía se puede ver claramente, y que no era el lugar más apropiado para visitar antiguamente. Por ahí lo importante es ir antes de que cambien totalmente.
Hola Hernán, creo que este rincón me gustaría…. casitas lindas frente a los canales, bullicio en las calles y fiesta en la playa. Le voy a poner una estrella en google maps, para el día que me decida a visitar USA. Saludos!
Es una perlita en la gran ciudad. EEUU es muy pintoresco en sus originalidades