Flam es un punto en el recorrido planteado en dos extremos: descansar y almorzar o tomar actividades desde ahí, que ocupan ese tiempo. No hay mucho en el lugar para hacer, al menos comparado con las alternativas.
Como Eirin me lo había advertido, me puse a ver qué actividades había que no me retrasaran para el siguiente tramo. De hecho, lo que vi de Flam confirma que es un punto de inicio de muchas actividades y tiene varios hospedajes de distinto tipo para aquellos que quieren pasar unos días adicionales.
Así fue como me decidí por ir al mirador de Stegastein, sin muchas más referencias que las encontradas en internet.
Así fue como lo contraté dentro del tour. Al bajar de barco trate de buscar la combi que nos llevaría. No fue difícil pero hay que prestar atención a las instrucciones que te envían y preguntar un par de veces, ya que hay mucho movimiento al desembarcar.
Se trataba de una combi eléctrica que nos llevo hasta Aurslandvangen, que había sido la última parada del barco antes de Flam y de ahí tomo un desvío que nos llevaba a lo alto de la montaña donde estaba el mirador. El camino es entretenido, aunque las vistas que valen la pena son las del destino final.
Lo único para apreciar distinto son las maniobras de los autos y motorhomes para darse paso en ese camino angosto, donde no recomendaría hacerlo si no se tiene experiencia en manejo y templanza para pasar finito. Alto riesgo de perder espejitos retrovisores en el intento.
Toda la comunicación es en inglés y algunas cosas nos fue contando el chofer y una grabación, pero más que nada sirve para llenar el tiempo.
El mirador es espectacular. Desde su construcción, lanzada al vacío y tratando de que te sientas en el aire en medio del fiordo. Tiene alrededor de 30 metros. Es de hormigón y la pared final es de vidrio, algo inclinada hacia afuera, lo que hace sentir raro para los que sufrimos un poco de vértigo.
Pero realmente vale la pena. El tiempo da para apreciar y sacar fotos a lo tonto. Disfrutar del día espectacular y tomar dimensión del fiordo desde otro lugar. Incluso alcanza para ir al baño como para leer las reseñas turísticas del lugar y alrededores que hay en ese punto de observación.
Con horario claramente determinado, emprendimos la vuelta a Flam, llegando con espacio para una escapada al supermercado si hacía falta y abordar el tren de la penúltima etapa. Pero eso es parte del próximo post.