Hace casi un mes comenzaba y ya parece que fue hace una eternidad. La aventura que generó @juanoflyer y que terminó con 62 peregrinos bajo el #ArgentinosenelCamino y el lema “juntos pero no amontonados” se va alejando en el tiempo.
A la vez, esta semana sentimos que revive porque la bandera que usamos de identificación está haciendo de nuevo el Camino Francés, pero desde Saint Jean Pied de Port y a cargo de @ezequielalopez, quien tiene la delicadeza de usarla junto con el # en sus fotos. Nos hace sentir parte.
Pero una de las cosas que me fui dando cuenta de contar la experiencia, es que este viaje en particular fueron muchos caminos a la vez.
Tuvo etapas que se fueron sucediendo una tras otra y que de alguna forma, cada una en su nivel, me conmovieron.
Ya comenté que el viaje en sí se empezó a gestar un año antes y que pocas horas después de anotarme en mi cabeza en la primera reunión, ya éramos 4, al unirse en la cena de ese día José Luis, Adriana y Charly. Un tiempo después, se agregaría Lucía a nuestro grupito.
Ese año fue tranquilo, sin sobresaltos en nuestro caso.
Llegamos a Madrid para empezar a sentir que el Camino tenía entidad propia, que sin proponerlo, siempre te cruzabas con alguien, con respeto de los espacios. Así nos cruzamos con Los Aguirre y Lucía que llegaban a Barajas unos minutos después que nosotros. Y el toque final fue encontrarnos sin coordinar nada con Juano y Flor que llegaban a otra terminal, arriba del bus al centro. Las fotos de esto y la cena están acá http://raspandoelmapa.com/2019/04/14/semblanzas-del-primer-dia/
Madrid fue la primera conmoción. Esas escasas horas hicieron que después de una decena de años, tuviera una necesidad de visitarla tal, que en el próximo viaje ya estará incluida para sacarme el gusto. En una mañana hice una visita fugaz al Parque del Retiro, la Puerta de Alcalá y la Caixa Forum, que tenía una hermosa muestra de Toulouse Lautrec. En septiembre paseo de vuelta. Y además, con amigos del camino, porque Leandro (que me aclaró que no estudió en Rosario) ya va a estar instalado por allá.
El Camino seguía tomando forma y empezamos a copar Chamartín, estación de salida. Cuando hay un objetivo claro, no hay que arriar a nadie. Todos llegamos y nos subimos prontamente al tren a ocupar nuestros lugares, no hubo lugar para la foto inicial, que llegaría en Sarria.
Finalmente, el lunes 15 arrancaba el camino. Toda la energía, física y mental, estaba puesta en el arranque. Empezamos con el pie derecho. Y se mantuvo la onda todo el Camino.
Para todos menos uno, el ideólogo, fue empezar a experimentar de que se trataba. Y seguramente, para cada uno terminó siendo algo distinto a lo imaginado. Charlas con algunos, ir solo, ir con amigos, ir con desconocidos, ir con gente de otros grupos contándoles de quienes se trataba, encontrarse con gente que ya sabía de nuestra existencia, fotos de arranque, del camino y de la llegada de cada uno de los 6 días.
Cada día tuvo su condimento. Tiene un matiz para definirlo. Después voy a tratar en otras publicaciones de contarlos.
Una de las cosas increíbles fue sentirse acompañado en todo momento por los mensajes de cariño de cualquier red.
Hacernos amigos, hacernos más amigos los que ya nos conocíamos, conocer un poco que te movilizaba, como eras, que te entretenía, ponerle buena onda, con los hijos hablar de sus padres o al revés, festejar juntos algo que pasaba, preocuparte de lo que le pasa a otro o dejarlo ir a su ritmo, que por algo será ese y hay que darle espacio.
Algunos armaron lazos más fuertes y seguramente encontraron en otros el complemento perfecto de lo que fueron a buscar.
El Camino siempre nos juntaba. En un bar a tomar un café, o el Cola Cao de la mañana, o saliendo de uno recomendando que tomar, o donde sellar si era lindo, o avisando donde almorzar o cenar, o donde buscar el chupito “bajativo”. Porque la comida fue protagonista, ya lo saben.
Vas viendo como se desarrolla el Camino de cada uno, de los conocidos o de los que no. Hay tiempo para observar todo.
Es muy interesante lo que pasa alrededor, con los desconocidos. Ves gente que no tienen nada en común compartiendo charlas.
Y al final, cuando llegás a la Plaza del Obradoiro, donde tuve la suerte de estar varias veces antes, entrás con otra cabeza. Llegaste, estás muerto de ansiedad. En mi caso, además, ese día no paré a tomar nada y no me di cuenta hasta ahí.
A mí, la emoción me superó. Porque la pasé genial y porque pude ver la emoción de los otros. Nos seguía juntando el Camino. Si te quedaban dudas de por qué lo hacías o por qué lo hacía el otro, salían a relucir en ese momento. Si no tenía un sentido especial, aparecía solito. Yo me sentí parte de los abrazos sentidos de los otros en su círculo más íntimo. Si sabías el 10% de lo que los motivaba, entendías el 100% de las lágrimas.
Ahí necesité estar solo. Me fui a dejar todo al hotel, cambiarme y renovar energía, más que almorzar. El Camino me volvió a cruzar con otros. Llegaba Lucía, que me dio tremendo abrazo y me agradeció simplemente el habernos conocido. No me lo olvido más.
Cuando salía del hotel, en la puerta, me cruzo con el que fue el ultimo grupo nuestro en llegar. Hice de camarógrafo. Vi su alegría, y volví a vivir la emoción de llegar, apenas dos horas después de la mía. Por dentro estaba hecho trizas. Es llegar varias veces en un día. Un deja vu de los lindos.
El festejo de la noche fue hermoso para cerrar ese Camino. Sacar algunas fotos que no había habido en los días anteriores. Y cuando revisas, te das cuenta de que te olvidaste de hacer algunas.
Pero este viaje tenía otro Camino para mí. Encontrarme después de muchos años con mi familia, la que nació en Galicia. Ahí nomás, en Pontevedra. Y simplemente el poner que estabas yendo en el tren, hizo que Chantal me fuera a buscar a la estación, para que después nos empezáramos a encontrar de a uno en el Carabelas, un bar emblemático de la Plaza de la Herrería, donde mi prima Dori hace sus tertulias con amigas, parientes, colegas y quien pase por ahí. Tiene ese sabor pueblerino, donde uno le pregunta a los mozos si ella pasó y te responden.
Mi Camino siguió en las visitas continuas a primos, primos y primos. Recordando historias que ya escuché, conociendo nuevas, porque transcurrieron en los 12 años que no estuve o porque antes no las había escuchado.
Los encuentros y charlas se suceden, se mezclan memorias de visitas anteriores, de los pocos días que realmente compartimos pero de los muchos lazos que existen. La mente trata de poner en orden pero es imposible procesar todo.
Se mezcla el primer Camino con este. La emoción de los recuerdos y de lo recién vivido te mantienen palpitando por encima de lo normal. Y para colmo, por ahí pasa el Camino Portugués y sigo viendo las señales y los peregrinos, tirando un Buen Camino cada tanto.
Como todo va y viene, volvemos a encontrarnos con Adriana y Charly, que se quedaron paseando cerca y obviamente, los “obligué” a visitar mis pagos. Que lindo es pasar un día con tus amigos de siempre en un escenario totalmente ajeno, pero a la vez, donde se supone que soy “local”.
Las selfies familiares se van sucediendo. Todos entienden que tienen que salir, porque son esas poquitas que recuerdan lo que hicimos juntos.
Me encantó ser mimado. Sentir que se algunos salieron de la modorra para ver al argentino. Que se hicieron un huequito en sus días normales para al menos intercambiar un beso y un abrazo. Y los que no llegamos a vernos, se entiende y me quedé con las ganas. Ya habrá oportunidad.
Fueron muchos Caminos juntos en un viaje. A Santiago, el mío, de mis amigos, del cada uno del grupo. En Pontevedra, al pasado, presente y futuro. Para mí fue toda una continuidad. Imposible separarlos. Con mucho más recorrido que los que haces cuando vas en auto. Porque estos caminos fueron de la emoción, que te lleva más lejos. Por eso, sepan entender los que me encuentran ahora: si se me entrecorta la voz cuando hablo del Camino, es porque fueron dos semanas enormes en la vida.
Primer post del Camino dia a dia Camino de Santiago – Un año – El vuelo
[…] Otro de los efectos de Argentinos en el Camino, fue la posibilidad de volver a Pontevedra, de donde viene toda mi familia paterna. Pero la parte familiar la voy a dejar, porque ya fue descripta en http://c1601337.ferozo.com/2019/05/14/un-viaje-de-varios-caminos/ […]