Más allá de que es un capricho de un millonario en su época, y que se nos pueden ocurrir muchas historias para despreciar su existencia, no cabe duda de que el Castillo Hearst, también llamado San Simeón, es parte importante de la historia reciente de EEUU por la influencia importantísima que manejó su primer dueño, William Raldolph Hearst.
El Sr Hearst comenzó a construir este castillo en 1919, para alojarse él, su amante y su “sobrina” (aparentemente su hija extramatrimonial), en la cima de una colina dentro de un “rancho” comprado por su padre. En realidad era para su familia (mujer y cinco hijos) pero en 1925, cuando terminó la primera etapa, ya se había divorciado.
Para resumir, Hearst era un magnate de los medios muy importante, el más influyente de su época, con plena orientación amarillista. Por ello, en plena época del Star System, las estrellas aceptaban alojarse en el complejo. Siempre había que tener buenas relaciones con quien tenía un sistema de periódicos por todo EEUU. Estar en su contra, podía destruir tu carrera.
Por él pasaron Clark Gable, Cary Grant, Charles Chaplin, Winston Churchill, los hermanos Marx, Charles Lindbergh, George Bernard Shaw, Howard Hughes, Joan Crawford, Douglas Fairbanks, Errol Flyn, Greta Garbo, Jean Harlow, Buster Keaton, entre otros, todas celebridades. Debían participar de las fiestas y cenas nocturnas, pero durante el día podían disfrutar de las instalaciones como les gustara. Y había muchas opciones y estaban a la altura de las estrellas de Hollywood.
Casa Grande, la casa de la familia Hearst y centro del complejo
La principal construcción es Casa Grande, inspirada en iglesia de Ronda, España. Allí se alojaba la familia Hearst y se desarrollaban las cenas y posteriores fiestas o exhibiciones de películas, ya que cuenta con un teatro.
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- Detalle del teatro
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- Capacidad para 50 personas
Este edificio tiene más de 5000 m2. Su interior tiene toda la apariencia de un castillo medieval. Su decoración, si hoy parece cargada, hay que imaginarla con las colecciones privadas de la familia, que compraba de a lotes, y que con el tiempo fue donada a muchos museos de la región, especialmente en Los Angeles y Nueva York.
Comedor – Detalle del Ketchup y Mostaza (asi le gustaban a Hearst, en su botella original)
Detalle del techo del comedor
The Assembly Room
Era el lugar para las reuniones posteriores a la cena
Las casas de huéspedes eran tres: Casa del Mar, Casa del Monte y Casa del Sol. Todas estas parecen ser de una planta desde la esplanada, pero en realidad se desarrollan hacia abajo, con la pendiente de la colina. Ninguna tenía cocina, así era una forma de tener que volver a la Casa Grande. Entre los 4 edificios principales se contabilizan casi 60 habitaciones.
Casa del Sol
Casa del Monte
Casa del Mar
Para el entretenimiento, además del teatro, estaban dos enormes piscinas. La Fuente de Neptuno está al aire libre y era la más usada. Tiene como adornos fuentes y estatuas de inspiración romana. Fue construida 3 veces, no por fallas, sino por ajustes en el gusto de los dueños. Además, su agua era calefaccionada.
Templo romano
Vista general de la Fuente de Neptuno
Nacimiento de Venus
Más pequeña pero mucho más detallista es la piscina cubierta debajo de las canchas de tenis. Llamada Piscina Romana, está decorada con mosaicos hechos de cristal de Murano y hojas de oro. Debía ser de agua salada, pero las cañerías de hierro de la época no se llevaban bien con dicho elemento (obviamente debió ser reconstruida).
Piscina Romana
Juego de reflejos por mosaicos y hojas de oro
Canchas de tenis arriba de la Piscina Romana
Los caprichos del magnate no se terminaban ahí y el complejo también contaba con un zoológico y una pista de aterrizaje (aun hoy se tardan 4 horas desde Los Angeles)
Uno de los detalles más importantes es que el diseño y construcción fue dirigido por una arquitecta, Julia Morgan, la primer mujer arquitecta en forma independiente. Imaginen la tarea en esa época.
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- Detalle del frente de Casa Grande
El poder que manejaba este señor llevó a que Orson Welles se fijara en él para desarrollar Citizen Kane, una de las películas mejor consideradas en la historia del cine, y que se mofaba de Hearst y su castillo, entre otras cosas. Allí se llamaba Xanadu.
Mas allá de gustos personales (hoy le encontraríamos muchos parecidos con Versace), y que no lo podemos disfrutar como lo hacían las estrellas en las décadas del 20 y 30 (en los 40 entre la Segunda Guerra y la muerte de Hearst, no fue usado de la misma manera), es una muy interesante parada relacionada con la historia de California (la industria del cine y los medios son parte intrínseca de ella hoy mismo).
detalles de las habitaciones de huéspedes
Se puede visitar cómodamente desde San Luis Obispo (menos de una hora) y Santa Bárbara (poco más de dos horas de viaje), como camino en la ruta 1 entre Los Angeles y San Francisco.
Al castillo se llega desde el centro de informes con visitas guiadas solamente. Solo se accede a la colina por ómnibus del complejo. En la página www.hearstcastle.org se pueden consultar horarios y costos.
La opulencia y el poder de una época, reflejados en una construcción.
De todas formas, los senderos son muy claros y fáciles de seguir. Permite llegar nuevamente a la ciudad, pasando antes por la laguna de los castores, donde vuelve a verse la silueta de los edificios.
