Wimbledon y la tradición de filas

Para los mortales de billetera, entrar a lugares privilegiados de Wimbledon (los estadios numerados), puede ser cuestión de suerte o de paciencia.

En 2014, en una visita a Reino Unido, decidí dedicar un día a ir a Wimbledon. Obviamente, me había anotado en el ballot (sorteo) que se hace en diciembre y no salí favorecido, por lo que la parte de suerte no me había tocado. La otra era contar con una buena billetera para comprar tickets con agencias de turismo. No way. Muy caro. Menos aún meterme en un debenture (préstamo) a cambio de lugares por unos años (otro de los sistemas).

Wimbledon tiene esas excentricidades. La única forma que me quedaba era hacer alguna de las filas, la que implica pasar una o dos noches esperando los tickets reservados para el estadio principal o la común y corriente para entrar solo al predio.

Como el camping nunca fue lo mío, opté por esa última opción y con esa mala predisposición fui. Eso de hacer fila durante horas para entrar me parecía un bajón. Lo único que decidí fue ir la primera semana, ya que así habría más actividad en las canchas no numeradas.

Experiencia de la fila

SPOILER ALERT: no solo la pasé bárbaro. Volví al día siguiente. De esa magnitud fue la buena vibra.

Cuando uno llega, se encuentra con una fila enormemente larga. Pero ordenada. El final está marcado por una bandera que se va corriendo según haga falta y hay una serie de anfitriones (Honorary steward), en general, gente mayor, sumamente amable, que te dan todas las respuestas que necesites, pero lo más importante, un librito con las reglas de la fila y un cupón con el orden tuyo dentro de la fila.

Nadie se cuela, el orden se mantiene (y se controla al llegar a la puerta), y si llegás a vender el lugar, seguramente te saquen de la fila y no la pases bien con la autoridad.

La gente lo toma como una salida. Llevan para hacer picnic. No hay problema de tomar alcohol en forma prudente. Si no compraste antes, hay un supermercado cerca para compensar lo que no llevaste. Podés hablar con gente fanática como vos y pasar rápido las 4 o 5 horas que me tocaron a mí. Seguro puede ser menos si llegas antes y más si llegas más tarde (llegué entre 9 y 10am).

La fila avanza a medida que hay lugar en el predio. Siempre tranquilo. Si fuiste con objetos grandes, como las carpas, hay un lugar para dejarlo antes de entrar.

Una vez adentro, es un maravilloso y único club de tenis, con aires totalmente aristocráticos, como uno sabía.

Es de los 3 Grand Slams que fui, el más snob pero con más aire de club de todos. Las instalaciones no te apabullan. Están perfectas, se puede caminar. Pero es el que más reglas de vestimenta tiene en algunos sectores (no los que vamos los simples mortales). Les encanta ser distintos en lo que pueden, vanagloriarse de ello y en muchos casos, resulta en tu beneficio. Hay que tomarlo como un dato divertido de la ironía inglesa, base del humor.

El rincón que más disfruté fueron las 8 canchas que están en dos líneas paralelas, con pasillos entre ellas, numeradas de 4 a 11, que están rodeadas por el Court Central, la cancha 2 y la 3. Seguro no vas a ver a las grandes estrellas top ten, pero vas a ver a jugadores de los 100 primeros del mundo a 3 metros tuyo, sin volverte loco. Eso solo valió la pena el primer día.

Mi recomendación es ir dos días y en la primera semana, con el objetivo de conocer y disfrutar excelente tenis. Si querés ver a las grandes estrellas, vas a tener más suerte probando en el UsOpen o Roland Garros incluso (Australia te lo debo aun).

El primer día conocés y das vueltas, disfrutas del ambiente y cosas raras que te permite estar relajado en cualquier cancha, como ponerte detrás del juez de línea (se ve perfecto!!!).

También podés entrar a la cancha 3, que no es numerada y es un pequeño estadio.

AJUSTANDO LA EXPERIENCIA

El segundo día hice la otra fila que te permite Wimbledon, una vez adentro. Hay un quiosco cerca de la Henman/Murray Hill, Resale kiosk, donde se venden los lugares que van quedando libres en los estadios numerados (Cancha Central, 1 y 2)

Como es eso? Le piden a la gente que se va retirando (sí, hay gente que se va antes de que termine, yo tampoco lo entiendo), que deje su ticket en una urna o si lo quiere conservar, lo deje escanear. Con eso saben que hay libre. A partir de las 3PM, se ponen a la venta a beneficio de la Fundación (15 o 10 libras, según el estadio). Cuando llegas, te dicen que hay disponible. Totalmente suerte lo que pase.

Yo tenía opción de Djokovic Stepanek en el court central, pero era el último partido del día ahí y ya iba por el tercer set (dos arriba Novak). Entonces preferí ir a la Cancha 2, donde estaba por comenzar Tsonga Querrey. El día estaba lindo y no había riesgo de suspensión. Y vi excelente tenis de cerca y hasta el anochecer, porque no terminó el partido. Suspendieron 8-8 en el quinto. Y además veía en la cancha de al lado, un poco de un partido de damas (me tocó arriba de todo y tenía vista de todo el sector). Nunca me arrepentí de la decisión.

El final del día te permite ver las cosas que suceden en una cancha viva. Deben regarla y cuidarla. Y hay canchas que tardan dos años en prepararse para volver a ser pisadas.

La salida, como saben, tiene un límite, ya que por reglas de convivencia con el barrio, no puede terminar después de cierta hora.

No tiene el glamour francés, no tiene la practicidad neoyorquina, pero tiene ese toque distinto que lo hace único. Un verdadero club de tenis a disfrutar. Superó claramente mis expectativas.