Spoiler alert: me encantó Valparaíso. Me encanta con casi todas las ciudades puerto con personalidad. Ahora vamos al desarrollo.
Armando un finde largo, decidí salir temprano de Buenos Aires, tomar un auto como conté acá http://raspandoelmapa.com/2018/10/05/alquiler-de-auto-barato-en-chile/ y partir directamente a Valparaíso.
Como forma de ahorro, me alojé en un cerro un poco más alejado de los más turísticos, pero a media hora de caminata. Fue parte del buen comienzo.
Apenas me instalé, bajé según las indicaciones de las dueñas del Bed and Breakfast. Recorrí un poco el centro comercial. Nada especial, pero que marca un poco las características de la ciudad, tranquila por zonas (hay que evitar el puerto me advirtieron), con algunos destellos de tiempos mejores, sin estridencias, y con algunas ganas de recuperar protagonismo.
Se ven algunos edificios puestos en valor, en medio de zonas de poca monta, que no dejan de enmarcar esa clase media chilena que trata de salir adelante.
Tuve la suerte de poder almorzar en un lugar sin lujos pero que vi que los locales se sentaban a comer tranquilos. Super genuino y muy en precio. Vitamin su nombre.
Los puestos se mezclan con tiendas departamentales y supermercados, mucho comercio informal, muy parecido a lo que uno encontraría en ciudades del interior argentino.
Sin querer, terminé subiendo por las calles de grafitis que adornan el Museo a cielo abierto, una lírica forma de darle nombre al arte callejero. Las paradas para sacar fotos son bienvenidas, si bien el ascenso no fue el peor que experimente.
Así termine en La Sebastiana, la casa de Pablo Neruda en Valpo (así le dicen los chilenos). Es una visita imperdible.
No soy un lector de poesías, pero la descripción de la audio guía sobre como desarrollaba su vida Neruda en esta casa es exquisita. Realmente, sin sentir que lo adorna de más, describe cómo fue que armo, vivió y disfruto de la casa junto a sus amigos y mujer. Da envidia de haber sido parte de ese clan que armo ese maravilloso anfitrión.
En la casa no se pueden sacar fotos adentro pero si a través de sus ventanas. Si van, no dejen de visitarla.
Por mirar por ellas, encontré una terraza sin pretensiones, pero con una vista hermosa para un cafecito. Se entraba por un quiosco. Bajando a la terraza, empezaban a despejarse las nubes y fue un rato de contemplación a la nada, acompañado por el amable dueño del lugar, que compartió su sabiduría local.
Un tip espectacular que obtuve. La avenida Alemania, permite recorrer los cerros por arriba, en forma casi plana, un lujo en la ciudad. Tiene miradores que aparecen en sus curvas. Y se puede usar un ómnibus si hay fiaca. Pero camine según me indicaron hasta los cerros Alegre y Concepción y el barrio Yugoslavo.
Ese recorrido me permitió ver algunas edificaciones nuevas que surgen como símbolo de progreso y se mezclan en sus colores con los edificios históricos, digna postal de la ciudad.
Cuando pedí alguna indicación, indefectiblemente se transformo en una charla amable de una cuadra. Te acompañan en el camino. El forastero es bienvenido.
En ambos cerros esta la zona mas turística. Innumerables colores en sus frentes, mucha construcción de fines del siglo XIX, miradores escondidos, muchos bares dignos de parada, algunos comercios de artesanías, restaurantes que van preparándose para atraer turistas con propuestas de todos los signos monetarios. Vistas armadas por las vueltas de las calles no lineales.
Para caminar horas y horas, parar y volver a caminar. Encontrar lugares de todos los gustos. Ideal para pasar el atardecer, ver caer el sol sobre el mar. Mirar Vina del Mar y Reñaca a lo lejos, el puerto, los ascensores (hacen falta en algunos cerros). Buena onda genuina.
Me quede toda la tarde con un par de cafés hermosos. Cene por ahí. Escuche RadioQV. El día había arrancado a las 5 yendo al aeropuerto y me quedaba la caminata al B&B.
Bajé y me encontré con los efectos de una ciudad universitaria. Al pie de estos cerros te topas con un par de calles de bares de locales, juveniles que con una cerveza están horas diciendo nada más que macanas con sus amigos, capaz que salvando el mundo, o pensando cómo organizar el finde, ya que era jueves. Y que animado, aunque no tuviera ninguna pretensión.
Y así fue la caminata hasta mi casa temporal, sin pretensión, pero con el sabor de haber encontrado algo autentico, reflejo de glorias pasadas y orgullos futuros.
Como dije al principio, me fascino Valpo y su gente.
Extracto de Oda a Valparaíso – Pablo Neruda
Valparaíso,
qué disparate eres,
qué loco, puerto loco,
qué cabeza con cerros,
desgreñada,
no acabas de peinarte,
nunca tuviste tiempo de vestirte,
siempre te sorprendió la vida,
te despertó la muerte, en camisa,
en largos calzoncillos con flecos de colores,
desnudo con un nombre
tatuado en la barriga,
y con sombrero,