Alguien me pidió una publicación sobre Praga y en cuanto me puse a repasar las fotos, me di cuenta que es imposible hacerlo en una sola.
No es una ciudad grande de las que requieren mucho traslado para ver cosas. Salvo por el Castillo y la zona de la Torre Petrin, que requieren subir colinas (y se puede hacer por medios de transporte si lo desean), está todo a distancias pequeñas, pero tiene una concentración de detalles, que caminar se hace lento.
Hay que estar constantemente mirando hacia los costados, a las ventanas, los frentes de los edificios o a la distancia para poder ver alguno de los puntos conocidos lucirse.
No es como París que sus boulevares fueron diseñados para que la ciudad se presente armoniosa y bella, en forma pareja. En ese caso solo hace falta subir al Arco del Triunfo para ver como se dispara la ciudad en distintos sentidos.
Praga tiene vueltas y caminarlas te permite ir descubriendo nuevas sensaciones.
También tiene alturas naturales o construídas que he hacen ver lo mismo que a nivel de la calle, con otra perspectiva hermosa que se le agregan: sus tejados.
Ciudad muy cultural, donde los conciertos en cada iglesia o en la calle, te hacen transportar en el tiempo, porque todo es muy clásico.
No todo es de tiempo atrás, ya que aun habiendo estado tras la Cortina de Hierro, nunca perdió la necesidad de explorar nuevos rumbos artísticos. Sinceramente, esas instalaciones que aparecen por doquier, no desentonan con el clasicismo de la ciudad. Lo hacen resaltar y hacerla sentir una ciudad viva.
Por suerte, tiene un río, el Moldava. Esto hizo que el Rey Carlos IV en 1357 mandara a construir un puente en reemplazo de otro arrastrado por inundaciones. Ahí nació el Puente de Praga, hoy Puente Carlos, que durante 500 años fue el único que unía ambas partes de la ciudad. Tiene 30 estatuas y 16 arcos, todo en piedra.
Uno puede pasar varias veces al día por ahí y no dejarse de maravillar por los conjuntos que adornan ambos lados y las vistas que permite de la ciudad.
También a sus alrededores hay restaurantes, espectáculos y millones de turistas.
Seguro todos tocamos las partes de bronce que resaltan, para poder volver o algo así. Las de piedra ennegrecida por el hollin no permiten sacar buenas fotos amateur, pero aseguro que son más lindas así creo. Además, te obligan a visitarlo a distintas horas del día para verlas con distinta luz en cada momento.
En una de las márgenes está el distrito del Castillo y Malá Strana (barrio pequeño)
La subida al Castillo (o bajada si prefieren el impulso de la colina) está repleta de hermosas embajadas, siendo la más importante para mi, la Alemana, ya que en sus jardines, empezaron a refugiarse los alemanes orientales que iban de “vacaciones” a Praga y pedían el exilio ahí. Fue donde comenzó a caer el Muro de Berlín, por la tensión política que generó. La población le empezó a encontrar la vuelta.
Tambien en el camino se encuentran con la Iglesia de San Nicolás.
El Castillo está precedido por una plaza, donde está el Palacio del Arzobispo.
Adentro, como ya se distingue de afuera, se destaca la Catedral de San Vito, de estilo gótico.
En ella se distingue el tesoro de plata maciza que contiene los restos de San Juan Nepomuceno, patrón de Bohemia, martir que fue asesinado arrojándolo del Puente Carlos.
Además algunos museos, como el Convento de San Carlos
También se distingue la torre de la Polvora (la izquierda mirando de frente la fachada de la catedral) y el callejón de oro, donde los alquimistas trataban de realizar su ciencia.
En Malá Strana me gustaron un par de cosas. La Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria (Panny Marie Vitezna) donde está el Niño Jesús de Praga, que mi madre me volvería loco si no iba.
También escondido en una casa que no llama la atención, esta el jardín Vtrba, al que se entra por un pasaje y uno encuentra un jardín que escala la colina y permite unas vistas como si estuviera en un altillo.
Mas lejos está la colina Petrin, a la que se puede subir por un funicular. La torre en su cima es casualmente muuuuuy parecida a la Eiffel, pero mucho más pequeña. De todas formas, las vistas desde arriba son increíbles.
Siguiendo el camino para bajar, uno llega al Monasterio de Strahov (STrahovsky Klaster), cuyo principal atractiva el su biblioteca barroca (debió ser restaurada por un incendio), de la que no se pueden sacar fotos, pero merece la visita.
Del otro lado del rio Moldava están la Ciudad Vieja (Stare Mesto) que incluye el barrio judío Josefov, y la Ciudad Nueva (Nove Mesto)
Empiezo por la Nueva. Ahí se encuentran Ginger y Fred.
Este edificio diseñado por Frank Gehry, originalmente llamado Casa Danzarina, es un edificio de oficinas y tiene un restaurante arriba (al que no fui)
En la plaza Carlos se destaca la Iglesia de San Ignacio de Loyola.
Acercándonos a la Ciudad Vieja, nos cruzamos con la Plaza de Wenceslao, con el Museo Nacional en su parte más alta.
Toda esa explanada ha sido foco de las manifestaciones contra los distintos gobiernos, comenzando en la estatua de San Wenceslao, Patron de Bohemia.
Además es el centro comercial y financiero de la ciudad.
Llegamos finalmente a la Ciudad Vieja.
Ahí el foco es la plaza medieval, que tiene la iglesia de Tyn, a la que se ingresa por el costado ya que por delante hay un edificio.
En la otra punta, está la torre del reloj astronómico, que en 2018 está en refacción. Este reloj es un show en sí mismo, ya que al dar las horas, aparecen las figuras de los 12 apóstoles. El mecanismo completo es complejo y detallado.
Se puede subir a esta torre y se tendrán otras hermosas vistas, más cercanas, de sus tejados y edificios de alrededor.
Hay cosas que no se pueden obviar en la visita al momento de comer: jamón de Praga, crepes y cerveza pilsner.
Habrá más detalles para otras publicaciones futuras, especialmente sobre el Castillo y las iglesias.
Y les dejo un video que resumen algo de las sensaciones de esta ciudad: una orquesta al aire libre en el Castillo
[wpvideo oy8tvoHK]
Heeyyy Raspando, yo te pedí el post! Jajaja, bajo el # post a la carta :). Recién me entero que estaba (me estaban entrando a no deseado, las notificaciones de las nuevas entradas) por eso ahora lo leí. Gracias por llevarme a recorrer nuevamente, una de las ciudades que más me gustaron. La recorrí en el viaje que hice por Viena, Budapest y Dubrovnick, y si bien todas esas ciudades me encantaron, en Praga sentí una «magia» especial que no podría explicar (además de tomar la cerveza más rica, jajaja).
También fui por pedido especial de mi abuela (en mi caso) a la la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria a ver la imagen del Niño de Jesús de Praga, porque si bien para cuando lo hice, ella ya no estaba en este mundo, era capaz de volver y torturame por no haber ido, jajaja.
Esas orquestas (como la del video), con las que te cruzas por diversos lugares de la ciudad, son algo realmente magníficas y forman parte del encanto y cultura de la ciudad.
Espero con ganas, las próximas publicaciones de Praga!
Y de nuevo, gracias por los lindos recuerdos de esta maravillosa ciudad!
Un beso,
un placer saber que alguien disfruta. Es misión cumplida. A la vuelta el resto!!!
Muy bueno y detallado!. Ya me haré un resumen. Parece que las madres que exigen visita al Niñito Jesús son varias!
vale la pena la experiencia. La iglesia esta cerca y no me lo hubieran perdonado. Además hay varias referencias a Argentina (pesebres e imagenes que van rotando) por lo que uno lo siente cerca. Gracias por el comentario!!