Este año fue mi segunda visita a Napa Valley. La primera fue un total fracaso. Fui desde San Francisco por el día y, por desconocimiento/incorrecta preparación, no llegué a la zona de las bodegas. El valle es largo, y el comienzo llegando del sur, es lo más feo. Y me quedé sin adentrarme y me perdí lo que le da fama.
Esta vez, llegué del norte. QuizViajero había contado su aventura de comienzos de año y me llevaba mucha más data. Mi visión cambió totalmente. Ahora sí disfruté mucho el valle y sus bodegas.
Me alojé en Calistoga, principalmente por una cuestión de precio al ser más barato que Santa Helena. La verdad me resultó bárbaro, porque está más cerca de gran cantidad de bodegas, si bien Sta Helena es más animada como pueblo (aunque no mucho en ningún caso).
Son todos caminos tranquilos que van uniendo muchas bodegas. Y como aprendí en las visitas, las tierras tienen distintos origines (aluvional, sedimentario o volcánico) y eso hace que tengas distintos destinos de uva y calidad consecuente.
Si tu prioridad es la visita de buenas bodegas, la mayoría de las mismas requieren reserva previa. No es un drama pero requiere una tarea previa.
Igual no hay que desesperar. Solo con la folletería que tenía en la cabaña, confirmada con la dueña posteriormente, elegí dos (no se puede más de eso por día).
Todas las visitas son pagas. No son tan baratas. Incluyen una cantidad de copas y en algunos se puede acceder al algún tapeo con cargo adicional. Según me contaron también, hay promociones por algunas tarjetas premium
No creo que sea buena idea visitar más de dos por día. Arranquen con un buen desayuno y para el mediodía pueden haber hecho dos visitas.
La primera que visité fue Chateau Montelena. La elegí porque era sin reserva, muy cerca de donde paraba y con vinos de los mejores disponibles.
Es un castillo o gran mansión del siglo XIX, que tiene mucha historia. Lo más significativo y que me enteré al visitarla, es que es la bodega que en 1976 ganó en sus categorías con dos productos, Cabernet Sauvignon y Chardonnay, en el París Wine Tasting, demostrando que no solo Francia podía producir vinos de alta calidad. Puso a Napa Valley en el circuito vitivinícola.
Uno recorre una pequeña muestra dentro del edificio. Ve los productos que se venden (hay merchandising diverso), lee algo de historia y ve algunas salas de reunión disponibles para desgustaciones privadas.
Uno recorre una pequeña muestra dentro del edificio. Ve los productos que se venden (hay merchandising diverso), lee algo de historia y ve algunas salas de reunión disponibles para desgustaciones privadas.
Luego uno vuelve a la entrada donde en la barra, los sommeliers van explicando las características de los 4 vinos (USD 35) que se incluyen en el testeo. Me tocó un italiano muy simpático y charleta. Hacen un buen show de cada copa y los 4 vinos son muy buenos (a mi humilde entender). Igual hay que saber que, el negocio de ellos es vender suscripciones a su club de vino, por lo que la interacción es mayor con los locales y no con los extranjeros. No es obligatorio el tasting y se puede recorrer igual la propiedad.
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El parque es una visita aparte. La propiedad perteneció durante un tiempo a un matrimonio chino, y en el parque se nota. Hay un lago de Jade, con tonalidad de esa piedra y algunas pagodas que se alquilan para degustaciones solo a los socios del club de vino.
Ademas del sector chino, recomiendo recorrer la finca. No hay mayores explicaciones pero tiene lindas vistas y es hermoso ver las vides crecer.
Ademas del sector chino, recomiendo recorrer la finca. No hay mayores explicaciones pero tiene lindas vistas y es hermoso ver las vides crecer.
La segunda bodega fue Sterling Vineyards. La entrada cuesta por lo menos USD 45 e incluye 7 vinos (hay otras opciones más caras). Acá sí se debe pagar para ingresar.
La visita es contraria a la anterior. La calidad de los vinos es claramente inferior pero tiene unas vistas al valle impresionantes.
El edificio está en una colina, al que se accede por un funicular. En la base hay una pizarra donde uno puede escribir su deseo. Ese día estuvo mi impronta.
El edificio es moderno. Te entregan una copa que usas en toda la visita y tiene un cartón en la base que indica la experiencia que vas a realizar. Te la podés llevar al final. En distintos rincones de la propiedad te van dando los vinos que vas a probar (1 o 2 en cada parada) y las vistas van variando con cada uno. Acá los sommeliers no tienen tanta preparación como en la otra y por ello no hay que esperar mucho del tema bodega en sí.
También hay recorridos internos con vistas a los procesos de la bodega (barricas, maquinaria).
La última parada en la terraza es la de mejores vistas. Eso sí, el último vino, uno de esos dulces, realmente me pareció desagradable.
Advertido de lo que uno va a encontrar en cada una, la experiencia mejora. En Chateau Montelena los vinos fueron buenísimos y la propiedad en sí muy agradable. En Sterling una vista sublime pero vinos de calidad media. Si bien en Sterling uno ve parte de la bodega en sí (en Montelena no vi nada), ninguna te da explicación sobre el proceso en sí. Para eso nada mejor que las de Mendoza o Salta.
Pero la experiencia no es sólo bodegas.
Me dirigí a la sucursal de Culinary Institute of America (crucé otra en Poughkeepsie). Es una escuela de cocina en un edficio con historia en la región, con un local de venta de elementos de cocina y merchandising y restaurante (que no probé), cafetería y bar. En este último comí uno de los sándwiches que más me gustaron en el viaje, perfectamente hecho y con una atención de primer nivel. Todos son estudiantes y muy buena onda. No es caro el bar. Recomendable totalmente.
Para no dejar ahí, complemente con la sucursal de Dean and Deluca, el mismo de Nueva York. Este deli nunca falla y uno encuentra cosas espectaculares y siempre me abastezco de condimentos y lo que me tiente. Visita infaltable en el caso de estar cerca.
Después de una visita al Premium Outlet (necesitaba completar algunos regalos), fui a Santa Helena, un pueblo de una calle principal con restaurantes y negocios de decoración, moda y antigüedades. Vale la pena recorrerlo.
Las vistas de la ruta invitan a parar cada tanto a sacar fotos de los viñedos y montañas cercanas. Especialmente al atardecer.
Hay otras actividades para hacer, como andar en bicicleta, spa y comer en buenos restaurantes. No es barato del todo, pero vale la pena aprovechar el día a full. Yo estuve dos noches (llegué tarde el primero ya que venía de lejos) y en el día completo pude hacer lo planeado. Un día más podría ayudar a andar más tranquilo, disfrutando de otras actividades.
Ahora si me sentí satisfecho y encontré el romanticismo que te planteaba Entrecopas (Sideways titulo original). Es un lugar para disfrutar de cierta indulgencia en un entorno maravilloso y con muy buena infraestructura y propuesta.
Un auténtico lugar dedicado al placer.
[…] En esta visita lo hice llegando desde Napa Valley (como conté en este post http://c1601337.ferozo.com/2018/08/20/napa-valley-la-segunda-oportunidad/). […]