Escribir sobre una de las ciudades más conocidas por los viajeros argentinos es muy difícil. Lejos estoy de ser un experto en la entrada más habitual que tenemos en Europa.

Lo primero que sentí de esta visita, es que pude comprobar que la adrenalina que mencionaba en Semblanzas del primer dia no era sólo producida por el viaje que iniciábamos en esa Semana Santa, sino que Madrid lo generaba por sí misma.
Hacía varios años que no la visitaba y esa necesidad de modificar los pasajes que ya tenía sacados para pasar unos días, y que debieron ser 4 en lugar de 3 por falta de lugar para el cambio, fue totalmente satisfecha.
Primera definición clara, Madrid tiene una identidad muy firme. No es “como Buenos Aires”. Nos sacó años luz. Es una propuesta de turismo totalmente consolidada y que ha ido evolucionando para mejor. Es fácil de recorrer y ofrece su identidad en muchos aspectos.
Tiene una oferta cultural propia de primer nivel. Las visitas a los museos de arte principales es una necesidad de quien guste de este tipo de paseos. El Museo del Prado (que tendrá su post) está cumpliendo 200 años y la única visita que había hecho fue antes de la reforma edilicia de 2007 me había dejado la idea de un museo un poco oscuro. Es otra cosa hoy.

Repetí el Thyssen Bornemisza, que es el más amigable y variado y te golpea con una colección originalmente privada y que es fundamental en su valor y conexión con otros museos españoles (en Cataluña uno encuentra muchas obras en préstamo). Además se dio de casualidad, ya que equivoqué el rumbo a la estación que me llevaría a Segovia y que quedó para una próxima visita.

Conocí el Reina Sofía solo por casi por ver el Guernica y satisfacer mi creciente respeto hacia Pablo Picasso, ya que solo con el tiempo aprendí a disfrutar su cubismo.

El Palacio Real fue otra “primera vez” (o por lo menos así se sintió en mi cabeza). Y es realmente bello, distinto a lo que uno puede encontrar en la sobriedad alemana o el exceso francés. Realmente merece la visita. Es amplio el recorrido (la cocina si quieren hacerla requiere de un suplemento que se paga a la entrada) y reserven unos euros para comprar alguna guía ilustrada al final, ya que no se pueden sacar fotos de la mayoría de la parte interna. Antes o después hay que visitar los jardines que son un buen paseo que termina acercándonos al Parque del Oeste.




Como buen turista (existen momentos de turista y momentos de hacerse el local), hay que pasear por lugares claves para decir que uno estuvo en esta ciudad. La Puerta del Sol y la Plaza Mayor ya las había visitado en Semana Santa, pero tuvieron su touch.

La primera noche tuvo su coronación en el Mercado San Miguel, ahí nomás de la Plaza Mayor. Este coqueto mercado atracción de turismo sin igual, ofrece un ambiente alegre, multicultural, donde es fácil sentir un poco la variedad de comidas y bebidas que ofrece España. Es fácil y es lindo, no compite con los auténticos bodegones, pero si es lindo, por qué caer en el esnobismo de saltearlo!


Tampoco debe faltar el Parque del Buen Retiro, a las márgenes del Paseo del Prado, con su Palacio de Cristal, su Estanque Grande y la hermosa sensación de frescura que da el verde pleno en una ciudad que aun cerca del otoño te golpea con temperaturas altas.





La ventaja de estar en la zona de Plaza de España es la cercanía del Templo de Debod en el Parque del Oeste. Es uno de los templos rescatados cuando se construyó la represa de Asuán. Es una pequeña muestra de lo que se puede ver en Egipto. Se entra al predio de a grupos pequeños para visitar el recinto. En él se puede ver una proyección de un video de pocos minutos y apreciar las escrituras de las paredes, algunas en muy buen estado. Es gratuito y muy fotografiable, por lo que para entrar lo mejor es ir temprano a la mañana antes que lleguen más turistas. Por la tarde es muy lindo también.




El parque en sí tiene unas vistas muy lindas, que incluyen el Palacio Real.


Pero, y es importante este pero, la magia de Madrid está en que la podés caminar ampliamente y disfrutar en sus plazas y bares, de los más pitucos a los más simples, en los rincones de sus calles claramente serpenteantes, que van armando vistas distintas a las ciudades planificadas tienen.
Es hermosa recorrerla de día y notar que aun en sus cambios, mantiene una personalidad aun cuando los agregados no sean puros.



No es una ciudad que se aprecie en su altura. Se pueden ver desde el último piso de El Corte Inglés de Callao (el que tiene Gourmet Experience), vistas del centro de Madrid, pero que no se destacan mucho salvo contados edificios.

Me impactó su belleza nocturna, dado que los grandes edificios de sus avenidas como la Gran Vía tienen una iluminación que los resalta en sus detalles. Madrid de noche, es otra.




La magia se nota en bodegones y vermuterias como las que me llevaron Leandro o Enrique, pero también en ideas pequeñas pero distintas, en un tono más humano que siempre tiene España.





Con la visita posterior a Francia, notaría que España tiene menos desarrollo económico pero no por eso, deja de ser atractiva. La creatividad y la calidad no siempre van atadas de lo monetario.
Caminar y perderse por Malasaña, Chamberí, La Latina o Salamanca son parte de una visita a la capital española.

Y el cielo de estos días finales del verano, cuando anochece aun tarde, invitan a caminar infinitamente en búsqueda de algún aroma o sabor que te reconforte el alma.



Agreguemos que con Paris y Barcelona, las otras ciudades grandes que recorrí esta vez, tiene la ventaja de estar menos movilizada por consignas políticas en estos días. Se la disfruta más tranquila. Ni hablar que además puede ser centro para visitas en los alrededores como Toledo, Segovia, Aranjuez o El Escorial.
En mi primer viaje, hace 25 años, le quité días de los que se le dedicaban habitualmente porque pensaba seguramente la visitaría más fácilmente y no era de las grandes ciudades que uno deseaba. Llegó el tiempo de agregarle espacio sin miedo. Siempre habrá algo para disfrutar, bajar decibeles y encarar el comienzo o el final del viaje con una sonrisa descansada.









Me encantó el post y estoy muy de acuerdo en todo. Luego de varias visitas cada vez me enamoro más de Madrid. Y mejora cada vez! Y diré algo controvertido.. me gusta más Madrid que Barcelona!
Me encantó el post. Siempre me quedan cosas por ver en Madrid. He ido 3 veces
Es especial para mi porque fue el 1er viaje sola. En 2003, la gente no era tan amable con los turistas, ha cambiado mucho
Las últimas 2 veces me quedé en un airbnb cerca de Plaza España, es ideal de verdad.
Muy buena ubicación la verdad. Y la experiencia con la gente determina mucho el gusto
Amo Madrid. Estuve 6 meses en 1994 por estudio, y no regresé hasta el 2010. Luego he vuelto muchas veces y cada vez la encuentro más bella. El último año estuve 3 veces , llegue de regreso el 13 de agosto y ya estaría nuevamente entre sus calles
Ese es un sentimiento compartido
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