El momento se acerca. Vamos despertando en Madrid, con una estancia que se me hace corta. El golpe de felicidad que me dio reencontrarme con esta hermosa ciudad hizo que lo volviera incluir en mi siguiente visita al continente.
Tan contento estaba que desayuné temprano y salí a recorrer un poco (el tren salía a las 13!!!). El Google Maps me decía que pasando por un túnel debajo de las vías que salían de Atocha, llegaría al Parque del Retiro.
No me mintió. Una hermosa mañana para recorrer un poco y ver que haría mas tranquilo en la próxima visita. Tantos años sin verte. Ese rato fue eternamente placentero.
La adrenalina volaba. A las 14 teníamos el tren y la idea era llegar tranquilo (además faltaba bañarme, porque amanecimos sin agua en el hotel). Pero al pasar por el Forum Caixa, había una muestra de Toulouse Lautrec. Pregunté cuanto me llevaría. Me recomendaron 2 horas y tenía 1 para volver con tiempo adecuado. Entré y no quedé para nada decepcionado.
El ambiente recordaba lo que sería un cabaret o burdel y había mucha información. Me concentré en las pinturas que más me interesaban, sacando fotos sin piedad. Después habría tiempo para revisarlas.
Ya en el hotel, hubo tiempo para la postergada ducha (volvió el agua) y cerrar todo para tomar un taxi a la estación Chamartín.
Llegamos perfecto, para tomar algún tentempié (estamos en España) en ese domingo que se empezaba a llenar de tonadas argentinas.
Cuando la ansiedad no pudo más y el tren estaba en su andén, empezamos a agolparnos. No estábamos juntos ya que fue imposible sacar así. Solo nosotros sabemos lo que fue el chat del grupo el día que salieron a la venta. Renfe debe haber disparado alertas de los líos de cotizaciones simultaneas para un tren a Sarria un domingo de abril.
En mi caso, hubo bastante sueño para bajar la adrenalina matutina. Pero pronto las idas y vueltas de gente al coche comedor o a otra fila a matear nos fue motivando a reuniones sociales espontaneas. El bar se hizo argento.
Y después de más de 6 horas, llegamos a Sarria. Nos deben haber extrañado el resto de los pasajeros.
Intentamos la foto grupal, pero estamos seguros de que faltaban algunos.
Encontramos un km 0 para que las valijas estiren las ruedas. Había que encontrar el hotel caminando.
Lo mejor fue Juano filmando nuestra llegada y organizando todo en nuestro hotel para que media hora después, el joven gallego que le había tocado este alboroto llegado de las américas le hiciera dar cuenta que no estaba en alojado en ese. Una tenue línea gruesa del Excel indicaba que tenía que ir a otro. Dura derrota personal para el creador de este lío.
Nos acomodamos, brindamos con agua por el éxito del comienzo con José y salimos a buscar donde cenar. Fue el día que luego nos daríamos cuenta, más perdidos estábamos. Todavía no teníamos el ritmo del camino.
Pero ya empezábamos a verlo a nuestros pies. Mañana comenzaba la caminata hasta Santiago.
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Que recuerdo
Todo estaba por comenzar!!
Sos el que venia dormido en el tren?
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