Vamos a empezar con un Spoiler: fue muy buena la idea de Juano de dividir la usual etapa de 28km en dos y parar en Melide. Nos permitió salir más relajados y descansar un poco en esta que sería una ciudad casi (7500 habitantes y parecía enorme con respecto al resto que habíamos pasado). Pero vamos por el comienzo
Salimos de Palas de Rei tranquilos. Sin abandonar ningún hábito. El de tratar de salir juntos algunos a una hora parecida (cada uno a su ritmo), ir cambiando de compañero de charlas en el camino y parar de vez en cuando para alguna foto. Incluso, algunos paradores en lugares prontamente nos invitan a sesiones fotográficas de recuerdo.
La parada de Cola Cao con un dulzor esta vez fue en O Coto, donde además nos cruzamos con un Apóstol Santiago de tamaño muy apropiado para la foto. Y nos dejamos llevar por el impulso, que vamos a hacer.
El Camino bordea a veces la ruta pero siempre termina metiéndose en algún momento en los bosques.
Los hórreos no dejan de llamarme la atención para el recuerdo. Son intrínsecos de Galicia.
Como nos vamos conociendo más, las fotos grupales para recordar momentos en lugares irreconocibles por sí mismos se van multiplicando.
Y acá fue donde nació el dúo que cantaba Camelia, de Palito Ortega. No voy a facilitar la búsqueda, pero hay videos en Twitter.
Quizás uno de los puntos principales está al final de este trayecto que nos hace abandonar Lugo para llegar la provincia de A Coruña.
Previo a la entrada a Melide, está Furelos. Este caserío nos recibe con un puente de piedra que marca casi el final de la etapa. Apenas cruzándolo, esta la Iglesia de San Juan de Furelos, con una imagen de Cristo en la Cruz, muy particular, en la que extiende su mano a la persona que se acerca.
Tan rápido llegamos que tuvimos que esperar que nos asignaran las habitaciones (y encontrar las valijas en ese mar de viajeros)
El almuerzo fue en uno de los lugares más típicos del camino, famoso por sus pulpos, llamado Pulpería Ezequiel. Se nota que es muy popular por el tremendo movimiento que tiene al mediodía. A la noche es la antítesis, porque la mayoría de la gente sigue camino (no sé como harán comiendo como lo hicimos).
Recorrida de Melide
Como daba el tiempo, en mi caso opté para salir a caminar un poco Melide. Estaba preparada para las procesiones de Semana Santa. De las mejores vistas se consiguen en el cementerio, donde además está una linda capilla (Santa Carmen).
También tiene el Museo da Terra de Melide en el antiguo hospital de Peregrinos, que data de 1502, en la Plaza del Concejo.
Luego de dar unas vueltas por las callecitas y ver de que se trata un pueblo como este, donde se unen el Camino Frances y el Primitivo, como vino una lluvia fuere, opté por tomar una combinación extraña de café y caña. Necesitaba ambos
Tan tranquilo pasaba el día, que se unieron algunos que iban levantándose de la siesta y al llegar, comenzamos a aprovechar de la sana costumbre de que te repartan algunos pinchos para amortiguar la caña. Tanta charla tuvimos con el mozo (Santi si mal no recuerdo) que terminamos sacándonos foto.
La noche repitió con la pulpería pero con menú conjunto en lugar de un peregrino cada uno, para probar de todo.
Y hubo chupitos, en buena ronda repetida, en un bar llamado A Boa Viña. Lo bueno de estar descansados para disfrutar un poquito de más, hasta el próximo día.
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